15 marzo 2020

Un día de marzo de 2017



Quizás todo se resuma en sentir.

Quizás todo sea tan simple que en ocasiones nos resulte imposible de distinguir.
¿Y si la clave se encuentra ahí?
Sentimos todos los días. Sentimos bueno, malo, a veces largo y otras se nos hace tremendamente corto. Sentimos los abrazos, sentimos las caricias y hasta las miradas desconocidas nos pueden llegar a tocar bien adentro. En ocasiones, sentimos dolor cuando se va alguien importante. ¿Y a quién, alguna vez, no le han partido en dos? Y eso nos hace sentir las ganas de superación en nuestro interior, las muestras de apoyo y las dosis necesarias de amor.

Sentimos cosas todos los días, cosas que te hacen llorar, que te hacen reír, que te hacen gritar y soñar. A veces, te erizan los pelos cosas tan simples como una cerveza en una terraza, un rayo de sol, el ruido de la lluvia mientras duermes o un gol en el último minuto. Sentimos miedo y sentimos la necesidad de superarlo. Sentimos antes, durante y después del orgasmo. Sentimos locura, sentimos pasión, sentimos inexplicable y sinrazón. 

Quizás esperamos demasiado de este ‘sinsentido’ que es vivir, quizás el truco se encuentre en disfrutar escribiendo estas líneas. Quizás una conversación, tu canción favorita o un paseo por la huerta valenciana sea el único secreto para querer seguir respirando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario