04 octubre 2017

Fue bonito, fue real, fue





Me gustaba vivir en tus ojos.
También cuando no disimulábamos las ganas de rompernos la boca.
Y ahora que podría decir que todo ha terminado, vuelvo a la cueva que tenía preparada para cuando me faltaran tus besos.
Reconozco que he andado descalzo, que esnifarte el alma y tus ganas de jugar a ver qué pasa, no fueron suficientes. A la vez no faltó nunca nada, y eso me desespera, pero al mismo tiempo me deja muy tranquilo.
Me enseñaste que uno puede alimentarse de cosquillas y que hay abrazos que, aparte de quitar el hipo, dan vida.
Ha sido como un chasquido de dedos de un segundo, un plis plas que ha durado nuestras ganas de mordernos.
Ha sido lo que nuestros ojos confesaban al mirarnos.
Ha sido un trocito de valor incalculable, un cortometraje de duración lo que tardaba en echarte de menos.
Le dimos cuerda a todo esto y lo apuramos hasta que se nos entumecieron los huesos, hasta que aparecieron los silencios y nuestros dedos dejaron de ser trankimazin.
Al menos nos vivimos y nos lo creímos, y supimos encontrarnos para ocuparnos los vacíos, para poner en jaque a nuestros miedos, a nuestros viejos vicios.
Siempre podré decir que te guardo en una cajita, en una playa y en un montón de letras descontroladas.

Y aunque uno nunca está preparado para los jarros de agua fría, el cuerpo acaba acostumbrándose a vivir tiritando.

Fue bonito, fue real, fue.

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