Quiero
hacer la revolución en tu boca,
quemar París
con nuestros besos,
quiero
que seas mi 2 de Mayo,
mi
viernes negro,
mi
guerra de independencia,
y mi
Vietnam sangriento.
El
trago amargo que escuece la garganta
antes
de tomar la Bastilla con solo tocarnos,
bebernos
la última gota que nos quedaba en el lagrimal
y
comernos como caníbales famélicos,
pedazo
a pedazo.
Convertir
cada beso en bocado,
cada
gesto en trifulca,
cada
mirada en altercado.
Soñando
en voz alta o gritando en sueños,
haré de
tu pelo mi trinchera
y
enfrentaremos todos los fantasmas a pecho descubierto.
Lucharemos
con saña por cada centímetro de nuestros cuerpos
dejando
todo en manos de un futuro incierto.
Seremos
la resistencia armada contra la ocupación extranjera,
la
disidencia descontrolada bajo las sábanas,
seremos
tú, yo y toda la noche entera,
sin
importar lo largas que estén las ojeras,
seremos
sexo, droga y Rock and Roll,
tú
Janis Joplin
y yo tu
sobredosis de abrazos sin cortar.
Conspiraremos
en la cama la huida perfecta,
seremos
el verso roto y sin rima,
pero
con rabia.
Tus
caricias en la espalda mis cuchillos entre los dientes
preparados
para la reyerta.
Gemidos
y sudor
nuestra
infranqueable fortaleza.
Que
desde el día que me enteré de tu existencia
trato
de comprarle el alma al Diablo.
Pero,
por
desgracia,
ya no
está en oferta.
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