es darle la vuelta a la tortilla,
es mancharse y chuparse los dedos,
es volverse loco cuando te encierra la rutina.
Significa desatender lo escrito,
desafiar lo establecido,
rebelarse contra las normas
y comer en la cama,
aunque caigan migas.
Ser joven es cautivar con la sonrisa,
mirar con descaro,
dejar que fluya,
vivir sin prisa.
Dejar patente que tus sueños son intocables,
que esos cincuenta kilos de arte
necesitan noches irresponsables.
Comprender que solo existe hoy y ahora,
dar a entender que quieres vivir a mil por hora,
que la hoja de ruta la construya la osadía,
convertir tu vida ardiendo en pura poesía.
Que el miedo te resbale,
al fin y al cabo,
disfrutar y ser feliz
es lo único que vale.
Gritar al mundo que ser joven
y no acercarse al lado salvaje
es una contradicción
incluso biológica.
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