22 marzo 2020

Ayer y hoy



Ya no asustan los campos abiertos envueltos de tonalidades verdes.
Ya no tememos las miradas extraviadas que llegan a nuestros ojos por sorpresa.
Ni desconfiamos de los extraños.
Queremos unirnos a la última fiesta para demostrar que no somos unos cobardes.

Correr por el perfil de las montañas
aunque nos sintamos acorralados,
aunque seamos cenizas después de arder en el fuego,
después de arrancarnos los besos con las uñas.

La realidad es oro y polvo al mismo tiempo.
Y al polvo lo guardaremos en un cofre a prueba de bombas.
y al oro lo soplaremos con desdén,
para irse,
ayudado por nuestros pulmones,
y también
por el viento.

Esas veces que no supimos ser felices.
Agazapamos la cabeza mientras sonaban sinfonías de muerte.
Alimentarnos de los sueños perdidos
cuando no supimos,
cuando no pudimos,
cuando el mundo retumba y tú te retuerces en ti mismo.

¿Y cómo interpretar que hemos roto con toda nuestra anarquía?
Si cerramos las ventanas y atrancamos las puertas.
Si tenemos el alma a cal y canto.
Si estamos a punto de cerrar el último portal abierto a la vida,
hoy convertido en la más inalcanzable de las utopías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario