24 marzo 2020

Estado de alarma


Trato de respirar hondo.

No, no quiero relajarme.

Ansío expulsar la rabia que me desgarra por dentro.

Y me pone tan nervioso no ser capaz de dedicarme cinco putos minutos de silencio y paz.

¿Dónde los voy a poder encontrar, si ni siquiera soy capaz de ofrecérmelos yo?

En estos momentos de furia desatada, me debato entre dar rienda suelta a esta rabia enquistada en la libreta de la lista de la compra o volverla a recluir en lo más profundo de mi estómago, con alguna actividad entretenida, o de autoengaño.

Pero ya estoy muy muy cansado de poner en cuarentena algunos sentimientos que vocean entre mis costillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario