31 enero 2021

Que cada uno mate a sus monstruos

Prometo que quise. Que lo intenté.

Quise salvarte de la quema.

Me hubiera enfundado unas mallas apretadas y colgado una capa de la espalda, inventándome cualquier superpoder para salvarte.

De verdad, te digo que hubiera luchado con dragones y monstruos, mordiéndoles el cuello, y si no llego, pues los pies.

Quise probarme en esto que pasa en los cuentos. Quise ser un héroe. Iba lanzado a sacarte del fuego, a sacarte del castillo.

Yo, un cualquiera, que también, en algún momento, se acabó creyendo el cuento.

Pero no.

No soy un héroe.

No sé luchar con los monstruos de los demás, mientras descuido a los míos.

Y al final, ni felices, ni perdices.

Me giré envalentonado y con el pecho hinchado. Pero eran muchos. Y yo solo una persona, que ya tenía bastante luchando contra su oscuridad.

30 enero 2021

León con tendencia suicida

Hoy me he levantado con morriña. Y no sé por qué, pero, a la vez, encuentro mil motivos.

Como si en la noche se hubieran abierto de nuevo todas las heridas,
y como un león con tendencia suicida,
ya no fuera capaz de usar la saliva.

Deben ser las cosas del querer,
y reconozco que todavía me zarandea tu sonrisa en mi cabecita obstinada en rebozarse en el perder.

Me pongo a recordar el secreto que escondían los ojos cruzándose a veinte centímetros, el universo que albergaban nuestros rincones, las risas buceando en una jarra de cerveza fría, como las camas que me he encontrado después.

Los párpados se han despegado de mis ojos hambrientos,
del gélido desarraigo que alimento,
para que nunca muera este cuerpo,
inmerso en un desesperado último aliento.

Provengo de la luz incesante que disipa mis recuerdos, malinterpretados en las noches donde desubico mi alma y la traslado, hacia mis constantes peripecias para no volver a encontrarme en paz.