21 junio 2020

Un domingo en mi tripa



Viene a mí ese momento que convertí en fatalidad.

Vuelta a casa un domingo lluvioso, Luz Casal suena críticamente en el casete de un Renault 21, "yo juego a que te creas que me importa", pero no, yo no sé manejarme en las distancias cortas.
Todavía no tengo hechos los deberes, y en mi estómago ya resonaban campanas con toque de arrebato, de manera demasiado frecuente.

Todo era gris. Y a veces me costaba comer, y dormir, y gritar.
Hubiera deseado esconderme debajo de la cama y no ser visto nunca.

En cambio, me acostumbré a vivir con la inocencia de un niño que prefería ser hormiga.


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