Ella
siempre sonríe.
Incluso por encima de una mascarilla quirúrgica.
Y es que tiene el don de sonreír también con sus ojos mordientes.
Ella es un gigante en un cuerpecito de llavero.
Y vive con las ganas de un mar que aspira a océano.
Es una vacuna inesperada para tiempos de fuego y alaridos.
Una cerveza tras una pantalla, que quiso ser abrazo y se ha convertido en una
conexión inexplicablemente sencilla, sin cables, con un wifi de miradas y el
USB de nuestros dedos.
La nobleza e infinita alegría en un mundo ausente.
Aquí mandan las letras. Sublevadas e irreverentes todas ellas, han tomado el control. Cuando se mezclan hablan mis tripas, descansan mis temblores y se desgañitan mis contradicciones. Se desnudarán sin censuras, tronarán sus pulsaciones y oscilarán sus biorritmos cambiantes. Ahí están… Agárrate que vienen poniendo las íes sobre los puntos.
19 junio 2020
Ella siempre sonríe
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