Artista en mi cabeza

Quería caminar distinto,
agarrarnos la mano con fuerza
y recorrernos el cuerpo
de norte a sur.

Que al sol le brillen las llamas
viéndonos llegar por el oeste
y despedirnos por el este.

Vivir todas y cada una de las vidas
que queramos ser,
de los cuerpos
que queramos habitar.
Confesar todas las revoluciones
que deseamos encender.

Derrocar la monotonía
y amontonarnos en un colchón.
Cuerpos con sed
de sudor, cafeína y revolcón.

Abandonar nuestras pocas esperanzas
en una jarra de cerveza,
hasta que el cuerpo aguante
o las tardes de domingo
nos convenzan.

Y deshicimos las telarañas,
nos limpiamos el polvo,
aseguramos las miradas
sin precio
día tras día.

Y así me di cuenta
que lo que quería
era seguir besando esos labios con aires de rebeldía.

Me acostumbré a vivir dentro de tu cuerpo,
insertado en tus ojos sureños,
a imitar tu deje,
a consensuar lo que queremos ser de mayores.

Me acostumbré
a pensar en ti
y a escribir sobre ti.
Me acostumbré
a pensarte y escribirte.

Me acostumbré
a que seas la artista en mi cabeza
y la protagonista
de la libreta.