28 octubre 2019

Estas palabras soy yo y este poema no fue ni será un poema



Todo lo que tengo debajo de la piel
lo voy a golpear por castigo en el papel.
No me da miedo tintar de rojo,
frotando mis vísceras sangrientas
en nuestra batalla sin cuartel.

Y qué te voy a contar maldito farsante,
si el miedo que provocas
lo hago pedazos con mis manos
en un arrebato de valentía fascinante.
Convirtiendo todo el ruido
en pura magia incomprendida,
a base de mezclar vocales y consonantes.

Y así pasan las hojas,
sin importar la rima ni la normativa,
con mi rebeldía blasfema
practicando poligamia con letras en cursiva.

Con ojos desvalidos
pero mirada desafiante,
fluyen las palabras
con misión disuasoria y tono arrogante.
Mientras invoco a mi lado contrahecho,
con toda la fuerza de mi mano
empuñando un boli clavado en el pecho.

Y así relleno el folio,
abriéndonos en canal,
él y yo,
con la presión que recorre mis venas
de vuelta al corazón.

Y siento que se enquista
este poema sucio y trastocado.
Pero me importa una mierda
si este papel me sirve
para secar las escamas
y desempolvar las plumas,
sin necesidad de pulir
este texto trasnochado
y sediento de venganza.

Estas palabras soy yo
y este poema nunca fue
ni será un poema.

23 octubre 2019

La traición de la línea de las manos


Confieso que lograba atraerme tu forma de desaparecer sin dar explicación. Que mi obsesión maniaca era real, pero tú tan sólo eras un cuento de ficción. Que parece que sí y de repente es no, que eras 100% contradicción. Y yo que pensaba que nos podíamos leer en las líneas de las manos, como si leer tus líneas fuera más sencillo que leer tus ojos, como si alguna vez me hubieran mirado. He buscado una respuesta que no existía. Y tengo claro que iba tan rápido que al girar el cuello ya no había nadie, que las respuestas murieron en la espera, que no hay espera si las líneas ya no pueden ser leídas. Que esas arrugas de las manos jugaron al despiste. Hubo traición.

Y desde entonces, únicamente leo las líneas de las manos en braille, con pulcra suavidad y sin fiarme completamente de esas hendiduras tan tramposas que se forman en la palma de las manos.

19 octubre 2019

Tan lejos y tan cerca




Pienso dónde estarás ahora.
Qué mundos estarás descubriendo.
Qué labios habrás besado.
Qué lágrimas habrás llorado.

Me conformaría que en los desayunos, todavía adormilada y con los ojos a medio abrir, pienses tres segundos en mí.

Dónde estaré ahora.
Qué mundos estaré descubriendo.
Qué labios habré besado.
Qué lágrimas habré llorado.

Con eso -casi- me conformo.

Yo, además, te seguiré escribiendo, sin cadenas, con algo de nostalgia, pero con la euforia de haber vencido al hielo y al fuego al mismo tiempo.

Tan lejos, y todavía tan incrustada.