Estoy harto
de escribir derrotas,
de pintar la pared con la sangre
que derramo por mi frente rota,
de mentir a mis pies
creyendo que siguen teniendo la suela de las botas.
Harto de mirar con lupa los puntitos oscuros perdidos en mi piel de mármol,
de disparar con bala a todo lo que resucite al muerto,
a subrayar las vicisitudes que se intercalan en las dudas que oprimen a mi
cuerpo yerto.
Harto del ruido que los infiernos replican en mi aturdida mente contorsionista.
Esta carta a nadie
tiene las horas contadas.
No soy capaz de ocultarlo con careta de mis colores favoritos.
Me arde y me hiere por dentro.
Me marcho a alta mar
con mis huesos de papel doblados para barquito.
Y así, con la cobardía escrita en el folio, explico las cosas que no entiendo.
Yo, aprendiz de nada, escapo por donde puedo...
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