Como un
meteorito.
Un viaje que se asemeja al de una roca sideral envuelta en llamas, dejando tras
de sí un rastro de brillante polvo cósmico. Belleza y destrucción en el mismo
cuerpo.
Y la gente alucina emitiendo un emocionante "ohhhhhhhhh" que se
escurre entre las gargantas y las bocas semiabiertas.
Admiración y miedo reflejados en los mismos ojos.
Un viaje eterno con fecha de llegada.
Un lunar en la piel suave e intacta.
Una llamarada de consciencia que interfiere en una vida interestelar a alta
velocidad, sin frenos, sin mirar atrás, ni a los lados, casi sin mirar hacia
delante.
Un pestañeo de perfección en las altas instancias del universo.
Una salvación fugaz atascada en el peligro que abarca la inmensidad de lo
desconocido.
Un no poder bajarse hasta colisionar.
Una escapatoria, bella y destructiva.
Pero, al fin y al cabo, una manera de existir.
Los meteoritos no sabemos vivir de otra forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario