20 febrero 2021

Se rumorea el desastre

Cuentan que todo ese esfuerzo no sirvió para acallar el rugido de las bestias.

Dicen que el aleteo de sus alas fue en vano, que tan solo removió el polvo, que mientras abatía descoordinadamente sus dos extremidades ancladas a su pesada espalda, daba giros alocadamente confusos que provocaban la risa de las hienas que lo observaban.

Hablan de sus intentos fallidos en amordazar a su mente radicalizada e inconformista. Imposible sofocar todas esas rebeliones.

Se rumorea, en los abismos donde se deja ver por las noches, que todo le sale mal, que un día dejó un cuchillo colgando de la nuca, y cada vez pesa más.

Se escucha, si prestas atención, en la verdad que guarda el silencio, el alarido del mundo estallando en sus tímpanos convertidos en trinchera día tras día.

Se lee en su pulso tembloroso la inquietud que encarcelan los grilletes apretados de su muñeca ultrajada.

Se menciona, en los secretos mejor guardados, que deseaba hacer un viaje hacia atrás.
De recoger cuerda.
De deshacer las nubes oscuras.
De asesinar los resquicios del pasado cuando tuvo ocasión.

De volver a los despertares en calma.
En ausencia de cuchillas y piedras.
De recuperar la inocencia.
Levantarse de una pieza.
Intacto.
Tranquilo.

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