Como un
capítulo de Black Mirror. Inquietante, alucinante, explosivo. La dinamita que
podía estallarme entre las manos en cualquier momento.
¿Y qué podía hacer un muggle como yo en el fabuloso universo de la magia?
Estaba claro que de la magia te ocuparías tú.
Descubrí que a la ensalada se le podía poner semillas y gulas, que un kilo y
medio de Lacasitos pueden transportar millones de planes, que vivimos una
invasión de gluten mundial.
Te vi estremecer. Vi tus lágrimas In the Shallow. Y por momentos, tú y yo,
estuvimos lejos de la superficie, donde no podían hacernos daño.
Y ahora que Kings of Leon lleva tu nombre encima, no puedo quitarme tu
"Sex on Fire" de la cabeza.
Tuve que ir al Himalaya a por una lámpara, y volví de nuevo para arreglarla.
Por el camino descubrí que si se derrite es que funciona. Entre ella y nosotros
ionizamos, colchones y sábanas, habitaciones y casas enteras, nuestros cuerpos
desnudos.
¿Y qué podía hacer yo si no entendía el movimiento de tus alas, ni tu mejor
secreto? Contradigo a Leiva. Sí, sí me preocupaba por ti.
Y reconocer que nunca un cuello encajó tan perfectamente en mi brazo.
"Tú y yo, si tú quieres.
Compañeros diferentes.
Y tal vez no te marches nunca más"
Aquí mandan las letras. Sublevadas e irreverentes todas ellas, han tomado el control. Cuando se mezclan hablan mis tripas, descansan mis temblores y se desgañitan mis contradicciones. Se desnudarán sin censuras, tronarán sus pulsaciones y oscilarán sus biorritmos cambiantes. Ahí están… Agárrate que vienen poniendo las íes sobre los puntos.
09 julio 2020
No me atrevo a nombrarte
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