22 julio 2020

El ego subiendo por mi espalda




No es que te eche de menos.
Es el ego subiendo por mi espalda.
Y me cuesta aceptar otro fracaso.

Aparece, por un momento, la necesidad de hacerte objeto de mi propia frustración.

Porque como le gusta a nuestro ser egoísta, mejor echarle la culpa a lo de afuera de nuestras batallas perdidas. Aunque nadie nos haya declarado la guerra.

Confundo mi orgullo con el dolor causado por mis propios miedos, mordisqueando mi dignidad malherida.

Y es que resulta tremendamente placentero ponerle nombre y apellidos de otras personas a nuestros traumas pasados.

Y cuando me doy cuenta de ello, es cuando fluyo, cuando dejo ir, cuando acepto. Cuando callo a mi parte rabiosa, llena de ira y odio, construida, como un castillo fortificado, contra la invasión de mis fantasmas.

Yo me cuido.

Yo me salvo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario