17 noviembre 2019

Mi color favorito

Siempre lo tuve claro. Mi color era el verde. No recuerdo el momento, ni la primera vez que decidí que éste iba a ser mi color favorito. Supongo que era muy pequeño y atraído no sé muy bien por qué, cuando me preguntaron, elegí verde.

Al tratar de pensarlo, intentando meterme en la piel de mi yo de 3 o 4 años, intenté buscar un porqué, amenazado por un empuje circunstancial de ciertos colores, que en ocasiones ponían en jaque al verde en mi escala de colores.

Puede ser que los árboles, los bosques, las plantas, tengan algo que ver. Al final, el verde es un color que, aparte de esperanza (esto no sé muy bien por qué es...), evoca vida. Para mí el verde es montaña, libertad, naturaleza, es diferente a todos. Quizás, el color de mis ojos era suficiente motivo para decantarme por él, y punto. O tal vez, no haya ningún motivo.

El caso es que me he visto en momentos puntuales de mi vida, atraído con una fuerza salvaje por otros colores, casi incontrolable.

El azul, que lo cubre todo, el cielo, el mar, los colores que reflejan en la playa. Uf, ¡madre mía!, qué poderoso es el azul...

El amarillo, el color del sol. Me quedaría mirando al sol horas y horas hasta que se derritieran mis putos ojos verdes.

¿De dónde iba a venir el verde, sino de la magistral mezcla del azul y el amarillo?

Bueno, ¿y qué decir del rojo? Con el rojo tengo un amor-odio especial, es un color llamativo, para mí el que más. Relacionado con el amor, asesinatos, el vicio, el socialismo, es el color de la sangre y de la revolución, de la pasión. El morbo hecho color. Y a la par, me da mucha rabia el rojo, es un color que a veces detesto, me da la impresión de que va de listillo por la vida. Pero joder, ha visto tantas cosas el rojo, ha estado presente en tantas cosas prohibidas. Me quedaría horas escuchando sus historias, esas que nunca me podrá contar el verde. Es un color que va de interesante, pero ¡hostia puta! es que me pareces tan jodidamente interesante, que me llega hasta a fascinar sobremanera el aire satánico que desprendes.

Y el negro. El negro es como un fetiche. Que te guste el negro es para ponerse en manos de un profesional e ir a un tratamiento mental urgente. Pues sí, tendré que planteármelo. Mi color favorito de vestir, el color de la bandera pirata, del anarquismo, el color de la oscuridad, la noche, lo negativo, el terror, el caos, la muerte. Pero algo bueno tendrá la mezcla de todos los colores, ¿no?
El negro inquieta, sobre todo cuando es este color el que sientes que te invade por dentro. Pero sí, reconozco que he sido infiel al verde unas cuantas veces con el negro.

En definitiva, llevo años intentando ignorar estas atracciones sexuales-mentales con otro colores. Pero se acabó.

Mi color favorito es el verde, adoro el verde, me quedo con el verde toda la vida. Pero también me gustan otros colores, a veces mi cuerpo y mi alma me piden a gritos otros putos colores. Vamos a decirlo fuerte, claro y con mala educación. Ignorarlo sería faltarme al respeto a mí, al verde y al resto de colores.

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