01 mayo 2018

Escribir no es de cobardes






Qué bonita sensación
poder decir lo que quiera,
qué bonita inspiración
cuando saco cosas fuera.


Aquí puedo fabricar un mundo libre a mi antojo,
sin necesidad de mirar de reojo.
Aquí viven las letras valientes,
las encargadas de crear palabras sin miedo.

Aquí me conozco y me reconozco,
descubro casi todas mis manías,
cambio el chip y hago clic,
aquí me como mis mentiras indigestas,
aquí me autoconvenzo,
aquí, escribiendo, me subo a la lanzadera,
para no volver jamás.

Expresando rabia en el papel,
plasmando sentimientos en tropel,
quedando siempre reflejado
cualquier pensamiento atrapado.

Aquí el rey perdió la corona,
el alfil da volteretas,
los caballos tienen alas
y mandan los peones,
armados con metralletas.

Aquí no me da miedo hablar,
no hay miedo escénico que soportar,
ni ridículo que pueda hacer,
ni miedo al qué dirán.
Tan solo yo, mi papel
y un lápiz al cual explotar.

Porque expreso mejor mis inquietudes,
preocupaciones y pasiones,
porque aquí nadie me ve
y no temo tartamudear.
Porque ni siquiera debo convencer
a nadie que no quiera escuchar.

Aquí mis miedos son libres,
no los tengo que callar.
Aquí mi excitación es libre,
no me voy a avergonzar.
Aquí tengo vía libre
para sacar todo el arsenal.

Qué gran pasatiempo
y reordenamiento mental,
me da este lápiz viejo
que aprieto hasta chirriar.

Me quito el disfraz de piel,
escarbo en la profundidad,
sacando de mis entrañas mi yo,
pero el de verdad.

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