20 febrero 2021

Se rumorea el desastre

Cuentan que todo ese esfuerzo no sirvió para acallar el rugido de las bestias.

Dicen que el aleteo de sus alas fue en vano, que tan solo removió el polvo, que mientras abatía descoordinadamente sus dos extremidades ancladas a su pesada espalda, daba giros alocadamente confusos que provocaban la risa de las hienas que lo observaban.

Hablan de sus intentos fallidos en amordazar a su mente radicalizada e inconformista. Imposible sofocar todas esas rebeliones.

Se rumorea, en los abismos donde se deja ver por las noches, que todo le sale mal, que un día dejó un cuchillo colgando de la nuca, y cada vez pesa más.

Se escucha, si prestas atención, en la verdad que guarda el silencio, el alarido del mundo estallando en sus tímpanos convertidos en trinchera día tras día.

Se lee en su pulso tembloroso la inquietud que encarcelan los grilletes apretados de su muñeca ultrajada.

Se menciona, en los secretos mejor guardados, que deseaba hacer un viaje hacia atrás.
De recoger cuerda.
De deshacer las nubes oscuras.
De asesinar los resquicios del pasado cuando tuvo ocasión.

De volver a los despertares en calma.
En ausencia de cuchillas y piedras.
De recuperar la inocencia.
Levantarse de una pieza.
Intacto.
Tranquilo.

12 febrero 2021

En la clandestinidad de mi inquietante hogar

En ocasiones, en medio del silencio y la oscuridad que reina por la noche, miro al cielo.

En él hallo la serenidad que no encuentro aquí abajo. La sinceridad descrita por millones de minúsculos puntitos brillantes. Y sueño, con tremenda terquedad, engañar a la gravedad, y flotar, como una burbuja, hasta la galaxia más lejana.

Es allí donde me esperan las brujas incomprendidas abrasadas en las llamas,

donde ríen descuidados los demonios vilipendiados durante siglos,
donde aguardan los suspiros que mantienen viva la eternidad,
donde David Bowie viajaba, de vez en cuando, y le marcaban la cara con un rayo.

Allí, donde nadie puede hacerme daño, donde sentirme cómodo, sin miedos, en la clandestinidad de mi inquietante hogar.

Allí, en la profundidad del negro que pinta por completo el cielo, es adonde ansía llegar mi alma liberada, la que vive, la que siente, la que llora y huye para encontrarse en armonía.