30 julio 2020

Plantando cara a las telarañas


Es muy difícil asimilarlo.
Pero es así.
Ni estuviste, ni estarás.
Ni siquiera los picores de cara al raspar,
cada quince días.

No había besos.

Y te das cuenta que la sangre no determina nada. Como mucho, en ocasiones, nos confunde.
Pero yo no quería tener la mitad de mis genes muertos para siempre.

Me ha costado años,
unas cuantas terapias
y quilos de amonal acumulados en mi estómago.

Pero aquí estoy,
plantando cara a las telarañas.

22 julio 2020

El ego subiendo por mi espalda




No es que te eche de menos.
Es el ego subiendo por mi espalda.
Y me cuesta aceptar otro fracaso.

Aparece, por un momento, la necesidad de hacerte objeto de mi propia frustración.

Porque como le gusta a nuestro ser egoísta, mejor echarle la culpa a lo de afuera de nuestras batallas perdidas. Aunque nadie nos haya declarado la guerra.

Confundo mi orgullo con el dolor causado por mis propios miedos, mordisqueando mi dignidad malherida.

Y es que resulta tremendamente placentero ponerle nombre y apellidos de otras personas a nuestros traumas pasados.

Y cuando me doy cuenta de ello, es cuando fluyo, cuando dejo ir, cuando acepto. Cuando callo a mi parte rabiosa, llena de ira y odio, construida, como un castillo fortificado, contra la invasión de mis fantasmas.

Yo me cuido.

Yo me salvo.