19 septiembre 2018

Ese niño


Resulta que sigo siendo ese niño indeciso y desconfiado. Y vivo enfurruñado con el mundo, llorando sin consuelo por cualquier juguete roto, por cualquier caída tonta, por cualquier coscorrón con alguna esquina traicionera.

¿Cómo voy a aparentar otra cosa si sigo defraudándome con el mundo? Da igual la barba y hasta las canas, si por dentro tengo un niño con el alma en pena y la mente dislocada.

Ya no hay triciclo que valga, y sigo manteniendo esas ganas de volar sin ruedines ni casco.

Y aunque la verdad duele, yo quiero encontrarla, y volver a encerrarme en mi cuarto, con las rodillas en el suelo y mi cabeza apoyada en mis brazos en cruz sobre la cama, para no salir jamás, para volver a extirpar mi desconsuelo, que sigue coleando.

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