Ya
está, por fin ha terminado.
Ahora
duermo a mis miedos y les canto nanas a regañadientes, pues hace tiempo que no
me seduce la idea de tratarles tan bien.
Me
concentro en parar el movimiento nervioso de mi pie izquierdo, simplemente eso
ya me pone muy nervioso, pero me concentro.
Tengo
la maleta hecha. Algún pantalón, las últimas camisetas que guardé en el cajón,
dos pares de calzoncillos y calcetines, una libreta y un boli bic, una caja de
Frenadol. La última raya.
Adiós.
Esta
vez ellos no vienen conmigo.
Shhhh, no hagáis ruido, ya casi están dormidos.
Shhhh, no hagáis ruido, ya casi están dormidos.
Les
tapo hasta el cuello, muevo la cuna con cuidado.
Shhhhhh
Shhhhhh
Está
oscuro, hace frio, todo está en silencio. Me he acabado las uñas, pero todavía
me quedan labios. Llevo dos CDs de Extremoduro, uno para la ida y otro para la
vuelta.
Temo
que al enterarse que los dejo aquí monten en cólera.
No pasa
nada, que empiece la revuelta...
Voy a
cerrar los ojos ya, que mañana madrugo y despego.
Confío que las pupilas vuelvan a su lugar.
Voy a cerrar los ojos ya, que los miedos son caprichosos y tienen muy mal despertar.
Confío que las pupilas vuelvan a su lugar.
Voy a cerrar los ojos ya, que los miedos son caprichosos y tienen muy mal despertar.
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