24 noviembre 2017

Ahora que somos un poco más viejos



Ahora que somos un poco más viejos y nos acompañan las primeras canas, veo aquel parque, aquel banco y montañas de cáscaras de pipas. Ahora que de tanto reír empiezan a asomar patas de gallo, que casi tocamos la treintena y todavía no sabemos por dónde empezar. Ahora que miramos atrás con la nostalgia en la garganta, con hielos y vasos de tubo, con besos y golpes, con lágrimas y sonrisas.
Huyendo de nuestro planeta artificial, blindando nuestro insobornable sentido de la amistad. Ahora es cuando giramos el cuello y notamos un 'clac', cuando ves que tus sueños, la playa, el bocata y el litro siguen igual, y la cerveza se calienta más rápido y sabemos que no es por el calentamiento global.
Abandonamos en una gasolinera nuestros delirios de grandeza, llegando el momento de frustrarnos, sentirnos estafados, pero de repente dibujamos una sonrisa picarona, la de 'ok, pero que me quiten lo bailao'. Estamos hechos de los errores garrafales que volveríamos a cometer mil veces, sin pensarlo, continuamente, para susurrar sin que nadie se entere que valió la pena.
Tocamos fondo, nos ahogamos con nuestra hipocresía de ocasión, con nuestros prejuicios infundados, pero se nos cayó la máscara en un arrebato de sinceridad. Como si a hostias se nos fuera poco a poco la tontería y no nos avergonzáramos cuando nos miramos al espejo, cuando rebuscamos por dentro. Y no es verdad que la perfección no exista, la perfección es autenticidad. Es una lástima que esto lo aprendamos a velocidad de tortuga.
También me acuerdo de ti, que juro que quise odiarte con todas mis fuerzas, pero no pude, todo fue tan bueno y la vida es tan corta, que no da tiempo a tonterías. Cierras los ojos y ves a tu yo de hace diez años, al que darías un tortazo, o dos, luego abres los ojos y te das cuenta que tu yo de dentro de diez años también te visitaría de vez en cuando. Y seguimos como si nada y como si todo, como si se nos fuera la vida en ello, como si se escapara entre los dedos. Y ya no estoy seguro si te rondaré por la cabeza alguna vez. Tampoco si esa noche que se oía el mar y nos tapaban las estrellas se te va a quedar grabada igual que a mí. No sabemos nada, tampoco importa mucho. Somos más de 7.000 millones de personas y tenemos la extraña costumbre de pensar solamente en una. Es trágico, mágico y cómico, como un domingo de resaca.
Y seguimos siendo niños, aunque con barba y haciendo cosas de adultos. Pensar en los momentos que te hicieron temblar el alma, en las miradas que te derritieron, en las despedidas que te partieron en dos, en lo que pudo ser y nunca fue, en lo que queda, en los que quedan, en lo que vendrá. Que vivamos a destiempo, pero nos muramos por seguir sintiendo de verdad, que las ganas puedan al desánimo y paremos las agujas del reloj cada sábado noche o un miércoles cualquiera. Que la vida es un momento y huele a abrazos que quitan el aliento, que cabe en un folio DIN A4, que guardemos bien nuestro cuento, que en ocasiones duele si nuestras sonrisas preferidas se las lleva el viento, y más si es sin avisar.
Han quedado canciones que se convirtieron en veranos y en tus personas favoritas, aunque ahora puedan quemar por dentro. También quedaron revoluciones pendientes en el tintero, y con tinta negra permanente nos marcaron el camino, y solo a ratos supimos escapar, pero qué ratos... Sin querer dejamos en standby lo de cambiar el mundo, bastante cuesta cargar con la caracola a la espalda, arrastrándonos lentamente sin ser pisados.
Y ahora, que somos el eco de todo aquello, que miramos con retrospectiva, ahora solo podemos hacer una cosa para ser justos con nosotros mismos: crear, inventar y compartir los momentos que recordaremos dentro de diez años igual que ahora, igual de bien, o no tan bien, pero que nos griten con mucha fuerza que sí, que estamos viviendo con todas las de la ley.





19 noviembre 2017

Cenicienta de Carabanchel


Ella vivía en un barrio del extrarradio, de esos en los que se pueden ver las fachadas de los edificios llenas de calzoncillos y calcetines agujereados. Su vida pasaba sin más, trabajaba diez horas al día en un bar, le gustaba su barrio, pero evitaba su casa siempre que podía. Odiaba a las gilipollas de sus hermanas y, sobre todo, a su malvada madrastra. Su padre, como si no existiera. Su refugio era un banco en el parque, monopatín y algún porrito, y cuando le tocaba estar en casa se ausentaba con sus cascos rojos (ella es princesa, pero no a todas les gusta el rosa). Su amigo Carlos le ha dejado un CD de Violadores del Verso, nunca había escuchado rap, le encanta como vomitan rimas esos tíos de Zaragoza. Se sabe todas las canciones de Estopa, pero lo que más escucha en casa es ACDC, no le apasiona, pero es en defensa propia, Andy y Lucas suena fuerte en la habitación de la moñas de su hermana.
Quiere huir, gritar, soñar. Incomprendida y fuera de lugar aprovecha cualquier ocasión para escaparse a bailar. No hay hada madrina que aparezca, un Opel Corsa hará de calabaza y carroza hasta el concierto. Hoy toca ser princesa, de cuero y de cerveza. Que no se rompa el cuento, hasta las mejores princesas mean entre dos coches el sábado noche.
Allí salta, grita, suda. Allí es ella. Baila con cincuenta y siente príncipes, incluso uno se toma la licencia de subirle a hombros, casi tocando las puertas de las estrellas con sus uñas sin pintar. No volverá a las doce, nos ha salido rebelde esta princesa. Quizás sea ella quien haga inspección para averiguar qué príncipe entró al Opel Corsa aquella noche. No hay lágrimas ni miedos. Ella hace lo que le da la gana. El hechizo no se fue en ningún momento, como mucho alguna laguna entre las 2:00 y las 3:00 de la mañana. Con las prisas por llegar antes que el gallo cantara, perdió las bragas en el Corsa, pero solo son daños colaterales, los zapatitos de cristal seguían intactos en sus pies del 38. 
Ella es princesa todos los días, porque es de Carabanchel, no de Disney.

Y colorín colorado este cuento se ha transformado...


 
Foto extraída de: http://www.fotolog.com/mi_doppelganger/96236353/#profile_start

13 noviembre 2017

¿Juegas?


Arrancarte los miedos de cuajo,
y de paso, disipar los míos
¡Destruyámoslos!
sin temor y sin ningún cuidado…

Quememos todos nuestros demonios,
aprovechemos las llamas del infierno
y que yo solo quiero arder
a fuego lento contigo.

Que cuando amenace tormenta
se deshaga la borrasca enredado en tu pelo,
con mis ojos clavados en los tuyos
en simbiosis perfecta,
meterme tus risillas juguetonas
en mis venas abiertas.

Incrustada entre ceja y ceja,
obsesión controlada hasta que te coma la boca,
descontrol obsceno si te quito la ropa.
No te quiero mía, ni mucho menos,
solo quiero descubrirte,
que fluya hasta que desborde,
que rebose por donde sea.
Mantente tranquila si cubre,
nos pondremos las botas de agua
y un chubasquero impermeable a los malos recuerdos.

Que me pille tratando de morderte el cuello,
asimilando rápido,
jugando con fuego.

Acabemos a flote o ahogados,
sin dudarlo un segundo,
pequeña hater,
yo me la juego contigo.












10 noviembre 2017

La nana de los miedos



Ya está, por fin ha terminado.
Ahora duermo a mis miedos y les canto nanas a regañadientes, pues hace tiempo que no me seduce la idea de tratarles tan bien.
Me concentro en parar el movimiento nervioso de mi pie izquierdo, simplemente eso ya me pone muy nervioso, pero me concentro.
Tengo la maleta hecha. Algún pantalón, las últimas camisetas que guardé en el cajón, dos pares de calzoncillos y calcetines, una libreta y un boli bic, una caja de Frenadol. La última raya.
Adiós.
Esta vez ellos no vienen conmigo.
Shhhh, no hagáis ruido, ya casi están dormidos.
Les tapo hasta el cuello, muevo la cuna con cuidado.
Shhhhhh
Está oscuro, hace frio, todo está en silencio. Me he acabado las uñas, pero todavía me quedan labios. Llevo dos CDs de Extremoduro, uno para la ida y otro para la vuelta.
Temo que al enterarse que los dejo aquí monten en cólera.
No pasa nada, que empiece la revuelta...
Voy a cerrar los ojos ya, que mañana madrugo y despego.
Confío que las pupilas vuelvan a su lugar.
Voy a cerrar los ojos ya, que los miedos son caprichosos y tienen muy mal despertar.