05 julio 2018

No sé nada



No sé una mierda de la vida.
Por no saber, no sé ni qué escribiré en esta hoja de cuadrícula, con lo que fueron sus agujeros atravesados por el gusanillo, colgando ruinosamente en el margen izquierdo al ser arrancada de su libreta.

No, no sé nada de la vida.
No sé mis fechas más importantes. No sé leer braille. No sé cuánto pesan los diamantes. No tengo ni puta idea de salsa, pero daremos comienzo a este baile.

No sé dormir y todas las noches acaban contándome a mí las ovejas. No sé cantar ni tocar la guitarra, tampoco sé por qué tengo pequeñas las orejas.

No sé cuánto ocupa el universo, ni si tu universo sigue ocupando el mío o es que me he quedado vacío. No sé, quizás sea vacío o simplemente vicio, lo que me hace preguntarme si entre mis costillas tienes un puesto vitalicio.

No sé si romper la hoja y arrancar otra de nuevo (que me perdone el Amazonas). No sé si aplastarla y hacer una bola para lanzarla en la primera papelera convertida en canasta (que me perdonen el Amazonas y Michael Jordan). No sé si continuar escribiendo lo que me salga del boli...

Definitivamente, no sé nada de la vida.
No sé saltar a la comba ni aguantar el tipo cuando me gritan. No sé caminar despacio, ni siquiera cuando no tengo prisa.

No sé por qué sé tan poquito de la vida. No sé cocinar, no sé leer en voz alta lo que escribo, no sé si mirarte fijamente hasta que se me rompan los ojos, no sé pintar ni dibujar, no sé distinguir diferentes tonalidades de rojos.

No, lo reconozco, no tengo ni puta idea de la vida. No sé frenar aun siendo consciente de que me destrozo, no sé cuándo dejar de castigarme, no sé salir del lodo en el que tan a gusto me rebozo.

No sé nada de la vida.
No sé hacer manualidades ni arreglar cosas. No sé cuánto duran los segundos cuando encuentro tu mirada. No sé describir mi sensación cuando veo tu nombre en el WhatsApp.

No, no sé nada.
No sé hacer malabares aunque se me dé fenomenal andar sobre el alambre. No sé orientarme con el coche, no sé dónde termina el horizonte y no sé por qué se me hace tan larga la noche.

No sé nada de nada.
Y lo demuestro en esta pataleta de tinta. No sé expresarme en palabras. No sé mantener la calma y me pone muy nervioso mi paciencia infinita. No sé si es la cuarta vez que tacho, o si era la quinta.

No, ¡No sé nada de la vida!
No sé si me conozco suficiente, si me engaño constantemente, si soy un cobarde o me paso de valiente, si soy un extraño en este cuerpo ausente.

Lo dicho, no sé nada de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario