28 enero 2018

Un día cualquiera



He limpiado el coche con saliva y uñas.
He guardado tus recuerdos en el altillo,
con toda la ropa de verano.
Os fuisteis los dos, el calor y tú.
He ido a comprar chicles de menta y un tarro de piedras.
También he fabricado un avioncito de papel, que despega con ganas y aterriza como puede.
He puesto betún a mis botas negras y al corazón, estropeados ambos de tanto usarlos.
Escucho a Leiva con ensañamiento y he vuelto a perder la cabeza y las llaves de casa en "El último incendio".
Me he comprado un pantalón estrecho, una camiseta ancha y una cerveza a medida.   
Trato de no darle vueltas, pero qué difícil es cuando no paras de girar en mi cabeza.
Y todavía veo a tus ojos mordiéndome, a tu boca haciéndome cosquillas y a tus dedos mirándome como si se fuera a acabar el mundo en ese preciso instante.

Y ahora me iré a dormir, y se frotarán mis pies uno con el otro, buscándose consuelo.


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