30 diciembre 2017

Mereció ¿la pena?




¿Cómo iba a cambiar ese cruce de miradas por no haberte mirado nunca de tan cerca? ¿Cómo voy a arrepentirme de que hayas parado mis agujas del reloj? ¿Cómo iba a querer que no hubiera pasado nada si por un tiempo has sido todo?
Mereció ¿la pena?

La presión es la culpable. Queremos que todo sea perfecto, que todo vaya sobre ruedas, sin sobresaltos ni baches, como si la vida fuera un paseo por un campo de rosas, en lugar de un campo de minas antipersona.
Sin dudarlo, tratar de esquivar tus minas valió ¿la pena?

Y es que tengo un toque suicida que lo hace todo más jodido, y también más divertido. Y si tú no hubieras pasado aún estaría deseando que pasaras. Y si tú no te hubieras puesto delante todavía estaría buscando cruzarme contigo. Porque no hay valor en arrepentirse de que te hayan puesto los pelos de punta una y otra vez.

Dicen que hay que quedarse con lo bueno, ¿y con qué hay que quedarse si ha sido un fogonazo que ha tambaleando tu mundo y lo ha dejado patas arriba? Pues te revuelves y te das la vuelta, pero sabiendo que NO mereció la pena, sino la alegría de poder mirar fijamente esos ojos tan grandes, mereció cada momento que protagonizamos juntos grabado en mi retina, mereció la ilusión de verte otra vez, mereció las ganas de morderte y los nervios por si me mordías... Y paro ya porque si no me va a quedar muy largo y no pienso sentir pesadez cuando relea nuestra historia.

Como diría gente sabia, el cementerio está lleno de valientes. Y yo ya tengo colección de esquelas...

24 diciembre 2017

Buscamos salvavidas




Nos pasamos la vida buscando. Desde bien pequeños buscamos las primeras palabras, buscamos tener muchos juguetes, a nuestros primeros amigos en el cole. Buscamos las libretas de los deberes, los lápices en el fondo del estuche. Buscamos pasarlo pipa y el gol de la victoria en el último minuto del recreo. Buscamos ser campeones de algo. Buscamos alguien que nos compre el alcohol en el súper, buscamos en los bolsillos las últimas pesetas de la paga, buscamos tener moto y coche, buscamos porno en la red.

Buscamos manguitos para la piscina.

Buscamos casa en Idealista, buscamos la lista de la compra en los bolsillos del culo, y dinero en las chaquetas que no usábamos desde hace un año. Buscamos el seguro del coche, de casa y de vida, así de inseguros nos sentimos... A veces buscamos liarnos el sábado noche, otras buscamos peli en Netflix, también buscamos quien esté debajo de la manta. Le buscamos en la calle, en el trabajo, en Tinder o en alguna disco esos sábado noche.

Buscamos salvavidas mientras disimulamos que nos falta la respiración.

Buscamos reír y ser felices, y suena sencillo pero también buscamos la manera de complicarnos la existencia. Y buscamos las horas perdidas y besos que nos pierdan. Buscamos desesperadamente miradas entre la gente. Buscamos incesantemente en eBay, en Google y el mejor precio
en los escaparates, buscamos la mejor oferta mientras ponemos el alma en venta. Buscamos que nos quieran y, además, que nos quieran muy bien. Con tanta búsqueda se nos pasa querernos a nosotros mismos también. Buscamos ser importantes y egoístamente nos cuesta dejar ir, soltar a quien no nos quiere tan bien, a quien directamente no nos quiere o a quien no podemos querer. Buscamos no estar solos, ni quedarnos solos, también buscamos no sentirnos tan solos, aunque, a priori, no lo estemos.

Buscamos hacernos los muertos para flotar en la inmensidad del océano.

Chica se pasa la vida buscando príncipe, con coche, o busca pirata con cara de malote. Chica busca chico que le rompa los esquemas o quizás un compañero de viaje, que le dé mala vida. Chica busca mirada salvaje, que le mime bien, chica busca princesa también, a chica le dijeron desde pequeña que busque su media naranja, chica sabe que no hace falta buscar, que ella es la naranja entera.
Chico busca culo, chico busca sexo de 15 segundos, chico busca rubia o masajes en la espalda, chico busca alma gemela, que cuente chistes malos o chica que a veces también cague. Chico busca sonrisa que le hable. Chico busca chico, moreno que le haga cosquillas con la barba cuando pase cerca del ombligo. Chico busca manta y película en la sección de Drama.

Cada uno necesita cosas diferentes, pero todos buscan lo mismo, un salvavidas.

Buscamos libertad, buscamos las llaves de casa, buscamos compromiso y fidelidad, buscamos el interruptor de la luz en los patios oscuros, buscamos estrella de la que colgarnos, buscamos casita cerca del mar, buscamos el sol como los lagartos y escapar del mundo cuando todo se nos da mal. Buscamos setas en otoño, caracoles cuando llueve, buscamos comernos un coño y bebernos un whisky de un trago buscando aliviar nuestros fracasos. Buscamos llamar la atención en las redes, buscamos pasar desapercibidos en la calle, buscamos orden en este desorden monumental.

Buscamos bombona de oxígeno cuando la apnea no es suficiente.

Andaluz con un puesto en Las Ramblas, ingeniero español llenando su pequeño orgullo en Londres, familia argentina cruzando el charco, turco vendiendo kebabs en un barrio de Munich, subsahariano cruzando el mar Mediterráneo, el ser humano expandiéndose desde África ocupando glaciares, islas y desiertos.

Todos buscan, buscaban y buscarán salir a flote en un braceo descoordinado.

Buscamos suerte en la lotería, buscamos oro y petróleo, buscamos trabajo en LinkedIn y buscamos que el jefe nos ascienda. Buscamos lo que está prohibido, lo que quema y duele. Buscamos las cornisas cuando llueve y cuando no sabemos ver salida, buscamos la luz verde al final de la calle cuando queremos un taxi. Buscamos en la nómina las ganas de levantarnos todas las mañanas. Buscamos un hueco en agosto para escaparnos de esta búsqueda cansina. A veces, con suerte, nos da por buscar brújula con la que recuperar el norte. Buscamos antídoto a tanto buscar, y a hacerlo tan rápido.

Buscamos un trozo de corcho sobre el que descansar nuestro cuerpo abatido.

Y mientras le cuento mis movidas a una nota del móvil, busco alargar mi terapia un poco más, busco la manera de acabar estas líneas desastrosas dignamente, busco ayuda en miradas cómplices en el metro, pero no la encuentro. Y me imagino sus vidas tan distintas y tan iguales. Me los imagino a todas con un salvavidas redondo alrededor del torso, igual que el mío, igual que el tuyo.

Al final no somos tan distintos y todas nos pasamos la vida buscando lo mismo, un salvavidas. Y hasta que se demuestre lo contrario, no tenemos ni puta idea de nadar, y apenas flotamos sin querer.