He limpiado el coche con saliva
y uñas.
He guardado tus recuerdos en el
altillo,
con toda la ropa de verano.
Os fuisteis los dos, el calor y
tú.
He ido a comprar chicles de
menta y un tarro de piedras.
También he fabricado un
avioncito de papel, que despega con ganas y aterriza como puede.
He puesto betún a mis botas
negras y al corazón, estropeados ambos de tanto usarlos.
Escucho a Leiva con
ensañamiento y he vuelto a perder la cabeza y las llaves de casa en "El
último incendio".
Me he comprado un pantalón
estrecho, una camiseta ancha y una cerveza a medida.
Trato de no darle vueltas, pero
qué difícil es cuando no paras de girar en mi cabeza.
Y todavía veo a tus ojos
mordiéndome, a tu boca haciéndome cosquillas y a tus dedos mirándome como si se
fuera a acabar el mundo en ese preciso instante.
Y ahora me iré a dormir, y se
frotarán mis pies uno con el otro, buscándose consuelo.