20 agosto 2019

A mis ojos renuncio



Hoy he visto cómo desaparecía el mar y, aún así, se han borrado las huellas de nuestros pies descalzos.

He visto cómo el sol quemaba, pero no alumbraba. Y la gente pasaba demasiado tiempo escondida. No hay eclipse, pero se acabó la luz.

He visto cómo las buenas intenciones quedaron en saco roto, y aunque se quiera dar la vuelta, es tarde, ya no es momento.

Hoy, a mis ojos renuncio.

Y lo hago con (des)conocimiento de causa, con el amargo sabor que dejan las cosas a medio hacer.

Hoy he visto sangre, lágrimas y gritos.

He visto, a la vez, soplar las ganas, perecer al viento, infringir el más doloroso de los castigos a los corazones vibrantes. He visto envejecimiento, arrastrar cordura y matar al tiempo.

Hoy he visto, incluso, el cielo caerse y la tierra partirse, he visto cañones y estampidas, estallidos y suspiros, castillos derruidos y a la utopía corriendo despavorida.

Creo que hoy ya he visto suficiente.

Por eso, no me queda más remedio.

A mis ojos renuncio.

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