Hoy he
visto cómo desaparecía el mar y, aún así, se han borrado las huellas de nuestros
pies descalzos.
He visto cómo el sol quemaba, pero no alumbraba. Y la gente pasaba demasiado tiempo escondida. No hay eclipse, pero se acabó la luz.
He visto cómo las buenas intenciones quedaron en saco roto, y aunque se quiera dar la vuelta, es tarde, ya no es momento.
Hoy, a mis ojos renuncio.
Y lo hago con (des)conocimiento de causa, con el amargo sabor que dejan las cosas a medio hacer.
Hoy he visto sangre, lágrimas y gritos.
He visto, a la vez, soplar las ganas, perecer al viento, infringir el más doloroso de los castigos a los corazones vibrantes. He visto envejecimiento, arrastrar cordura y matar al tiempo.
Hoy he visto, incluso, el cielo caerse y la tierra partirse, he visto cañones y estampidas, estallidos y suspiros, castillos derruidos y a la utopía corriendo despavorida.
Creo que hoy ya he visto suficiente.
Por eso, no me queda más remedio.
A mis ojos renuncio.
He visto cómo el sol quemaba, pero no alumbraba. Y la gente pasaba demasiado tiempo escondida. No hay eclipse, pero se acabó la luz.
He visto cómo las buenas intenciones quedaron en saco roto, y aunque se quiera dar la vuelta, es tarde, ya no es momento.
Hoy, a mis ojos renuncio.
Y lo hago con (des)conocimiento de causa, con el amargo sabor que dejan las cosas a medio hacer.
Hoy he visto sangre, lágrimas y gritos.
He visto, a la vez, soplar las ganas, perecer al viento, infringir el más doloroso de los castigos a los corazones vibrantes. He visto envejecimiento, arrastrar cordura y matar al tiempo.
Hoy he visto, incluso, el cielo caerse y la tierra partirse, he visto cañones y estampidas, estallidos y suspiros, castillos derruidos y a la utopía corriendo despavorida.
Creo que hoy ya he visto suficiente.
Por eso, no me queda más remedio.
A mis ojos renuncio.