12 agosto 2018

Sopa fría de letras



Se anuncia tormenta en esta casa polvorienta. Y ya estoy dentro de este día eterno. Se arremolinan las dudas sin respuesta y las soplo fuerte, con todas mis fuerzas.

Se enfría la sopa y sólo me quedo con las letras. Hoy, que hace tan buen día para frotarnos debajo de las sábanas.

Enséñame cómo maltratar al tiempo, cómo desconcertar a mi enfermedad crónica. El aguafiestas del amor. El dolor en una pared blanca con gotelé todas las noches, a la misma hora.

Dame la pócima a mi debilidad incurable, dime hacia dónde caminar cuando está oscuro, si en mi casa con las ventanas cerradas, en la calle y en el mundo entero huele a cerrado.

Respiro, respiro, pero estoy más cerca de escuchar al demonio del hombro que al hambriento y lastimoso señor de blanco.

No, no quiero seguir mordiendo cristales, no quiero arañarme el cuerpo, no quiero ser fugaz, un triste cajón vacío, no quiero matar el tiempo en este papel mojado.

Y en este día eterno, donde el universo se estrecha, donde se caen los dientes y la piel se quema, me querré con la mano, pues ya no quedan letras en la sopa fría.

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