29 octubre 2023

Reconstruir la sencillez

 

Parar.

Tumbarme en el césped.
Sentir la humedad de la tierra en mi espalda.
Que el sol caliente mi frente.
Recargarme de energía.
Embobarme con el anárquico movimiento de una araña. Imaginarme sus intenciones. Confabular con ella la manera de ayudarnos en este instante tan mágico como fugaz.
El cosquilleo de las hormigas correteando por mis piernas. Una, y otra, y otra.

Escuchar mis dolores.
Sentir a los pájaros.
Oler la tranquilidad.
Saborear la brisa que se escurre entre las ramas de los árboles.
Ver de tan cerca las estrecheces donde se acurrucan trocitos de felicidad.

Salir del bucle de la mentira.
Volver a la realidad.
Reconstruir la sencillez.

01 octubre 2023

La mejor manera de aprovechar mi tiempo


Te conocí.

Y lo primero que sentí al escuchar tu voz fue una paz que se extendía desde el orificio de mis oídos, pasando por la cabeza, nuca y espalda, bajando lentamente por las piernas, convirtiéndose en eterna al escaparse por los pies.

Eras una maravilla inexplicable, inalcanzable, grandiosa...
El halo de colores más brillante que jamás había visto envolvía todo tu ser.
Un alma primigenia y pura capaz de curar al mundo.
Un arcoirís energético que colisionaba con una fuerza intratable con mis ganas de descubrirte.
Adentrarme en tu vida, aunque fuera en pasitos diminutos, me resultaba apasionante.
Eras un ser único y mi principiante forma de integrarme en el mundo ya empezaba a sentir cosas que todavía no sabía interpretar.

Así, como un trueno que no esperaba, empezabas a fascinarme.

Y la vida, impasible y paciente como siempre, haciendo su trabajo. Apartándonos (un poco), ofreciéndonos las oportunidades de aprender hasta encontrarnos de nuevo. Siendo las mismas, pero otras.

Poniendo encima de la mesa lo que necesitábamos para crecer antes de colgarnos definitivamente de nuestros cuellos.

El universo no da puntada sin hilo.

Y así, tras algún "adiós" que fue un "hasta luego", nos reencontramos en una jungla exuberante de fuerza, confianza y seguridad. Sin miedos, sin dramas, sin frenos.

Y ahora, subidos a ese viaje sin fin, no encuentro mejor manera para aprovechar mi tiempo que invertirlo en descubrir cada uno de esos rayitos de energía intensa que sacuden mi piel cuando me tocas. Estudiar minuciosamente el cosquilleo de estómago que me provoca tu presencia. El curioso brillo que se me pone en los ojos cuando te miro. Admirar la manera en la que ves el mundo y te relacionas con él. Y las millones de sensaciones físicas y sensoriales que todavía estoy tratando de descifrar.

Compartir vida contigo está siendo maravilloso.

¿Cómo no iba a enamorarme de ti?