La emoción
que siento no la voy a poder expresar.
Es una energía que proviene de cada parte de mi cuerpo y se acumula en mi
estómago, sube con una fuerza y brillo propias de otro universo, se me escapa
de los pulmones y explota en el pecho.
Yo pensaba que no estaba hecho para sentir esto, quizás imaginarlo.
Imaginarte tantas veces.
Imaginarnos.
Tengo la sensación de haberte creado en mi cabeza mucho antes de que
aparecieras.
Y a decir verdad, no he sabido imaginarte tan bien, tan bonita, tan sensible,
tan genuina como eres.
Como esas cosas que todavía la ciencia no ha sabido dar una explicación.
Y pasarán siglos. Sí.
Pero a las brujas la historia también les absolvió de sus maravillosos pecados.
Es posible que llegue el momento en el que se entienda esto.
O alguien aprenda a escribirlo mejor.
O lo dibujemos con mayor realidad.
Hasta el momento, solo llego a vivirte con la conciencia de que me haces tanto
bien, que cada una de mis células, al unísono, se han puesto de acuerdo.
Quieren que llenes nuestros días de ti.
TE AMO y no sé explicártelo mejor.
Aquí mandan las letras. Sublevadas e irreverentes todas ellas, han tomado el control. Cuando se mezclan hablan mis tripas, descansan mis temblores y se desgañitan mis contradicciones. Se desnudarán sin censuras, tronarán sus pulsaciones y oscilarán sus biorritmos cambiantes. Ahí están… Agárrate que vienen poniendo las íes sobre los puntos.
16 diciembre 2023
No sé explicártelo mejor
12 noviembre 2023
Todavía estoy aprendiendo a vivir
Trato de
prestarme atención.
A día de hoy, si hay algo que me decepciona conmigo mismo, es el fatídico
momento en el que me doy cuenta que no me he prestado atención durante
demasiado tiempo.
Cuando un dolor se hace persistente en cualquier parte del cuerpo.
Cuando una preocupación se enquista en el acantilado al vacío que tengo en el
estómago.
Cuando los nervios se tambalean y tratan de equilibrarse torpemente en la zona
resbaladiza de mis preocupaciones de siempre.
Cuando no leo.
Cuando no escribo.
Cuando se me olvida a qué huele un bosque y las montañas quedan demasiado
altas.
Cuando mi cuerpo se hace pequeñito y frágil.
Cuando el silencio se esconde entre tanto ruido ensordecedor.
Cuando he puesto el piloto automático y las vulgaridades diarias pasan por
encima de mis líneas rojas vitales.
Sin darme cuenta, casi por sorpresa, desaparezco del mapa y ya no soy yo, sino
un cuerpo enclenque que vaga sin mirada en un mundo bañado por todos los tonos
grises.
Detener la vida, mirarme fijamente, ser consecuente y escribirlo es el mejor
antiinflamatorio.
Todavía estoy aprendiendo a vivir.
29 octubre 2023
Reconstruir la sencillez
Parar.
Tumbarme en el césped.
Sentir la humedad de la tierra en mi espalda.
Que el sol caliente mi frente.
Recargarme de energía.
Embobarme con el anárquico movimiento de una araña. Imaginarme sus intenciones.
Confabular con ella la manera de ayudarnos en este instante tan mágico como
fugaz.
El cosquilleo de las hormigas correteando por mis piernas. Una, y otra, y otra.
Escuchar mis dolores.
Sentir a los pájaros.
Oler la tranquilidad.
Saborear la brisa que se escurre entre las ramas de los árboles.
Ver de tan cerca las estrecheces donde se acurrucan trocitos de felicidad.
Salir del bucle de la mentira.
Volver a la realidad.
Reconstruir la sencillez.