Allí, donde
mi cuerpo y mi alma se alinean con Mercurio, calmando mis pensamientos, dejando
en el aire el mundo.
Allí, donde residen los Dioses y mueren los demonios que se alimentan de mis
tripas.
Allí, en las alturas, donde habitan mis sueños preferidos, donde voy a adorar y
venerar a mis creencias de otros tiempos.
Allí, en las cimas donde mis pies son tierra y mi cabeza es cielo.
En los puntos más cercanos al resto del universo.
Donde la paz es un hecho.
Donde se refugian los colores que este mundo gris ha ido perdiendo.
Allí, donde ya no somos nadie.
De donde venimos y en lo más profundo de nuestra alma, todavía sabemos que
pertenecemos de todas todas.
Allí, donde se guardan los mejores tesoros.
De allí soy.